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Chapter 9 - Capítulo 9: Sembrando las Semillas de un Imperio y Fortificando la Mente

Después de la tensa, pero productiva, conversación con Franklin, Michael se sentó junto a la piscina, el sol de Los Santos calentándole la piel. La llamada había sido un recordatorio brutal de la inevitabilidad de su regreso al mundo criminal. Pero esta vez, sería diferente. No por capricho o desesperación, sino con un propósito: asegurar el futuro de su familia y, quizás, crear algo duradero que Michael De Santa nunca tuvo.

La idea de un negocio con el casino le rondó por la cabeza. Era el tipo de inversión inteligente que el antiguo Michael nunca habría considerado. No se trataba de ir a apostar, sino de un involucramiento más profundo, una forma de lavar dinero y, al mismo tiempo, generar ingresos legítimos que le darían una base de poder diferente a la de los atracos. Para eso, necesitaría contactos, gente influyente. Y una buena historia.

Se levantó y fue a su oficina en la mansión, un espacio que solía estar lleno de botellas vacías y la pantalla de un televisor con programas basura. Ahora, Michael imaginaba un centro de operaciones. Encendió el ordenador y empezó a investigar discretamente. Buscó noticias locales sobre el Diamond Casino & Resort, rumores de posibles inversores, nombres de personas influyentes en el sector del juego en Los Santos. Necesitaba infiltrarse en ese mundo, no a la fuerza, sino con sutileza.

Mientras navegaba por la red, una idea complementaria tomó forma. Los Santos estaba llena de empresas en apuros o infravaloradas. Con la fortuna que ya poseía Michael y el potencial de futuras ganancias "ilegítimas" (ahora canalizadas de forma más estratégica), podría empezar a invertir. Comprar, sanear y vender. Una forma de legitimar el dinero y construir un verdadero imperio, algo que le diera un colchón real, lejos de la inestabilidad de los golpes. Tenía que buscar un sector que pudiera entender, quizás tecnología, o bienes raíces, algo donde pudiera aplicar una lógica, un sistema.

Pero la sombra más grande que se cernía sobre Michael era la inminente llegada de Trevor. Su viejo amigo, su antiguo socio en la locura. Michael sabía que el encuentro sería explosivo, inevitablemente violento y desestabilizador. El Trevor del juego era una fuerza de la naturaleza, un psicópata impredecible.

Aquí es donde la preparación mental se volvió crucial. Michael no podía permitirse ser arrastrado al torbellino de la locura de Trevor. Necesitaba una estrategia.

Primero, la aceptación. Michael se obligó a reconocer que Trevor venía. No se podía huir de él. La negación solo empeoraría las cosas. Tenía que afrontarlo.

Segundo, la calma. Sabía que Trevor prosperaba en el caos y la reacción. Michael practicó mentalmente mantener la calma, sin importar lo que Trevor dijera o hiciera. No reaccionar a sus provocaciones, no engancharse en sus juegos mentales. Visualizó a Trevor gritándole, lanzando objetos, y a Michael, respondiendo con una voz serena, una mirada tranquila.

Tercero, la prioridad. Su familia. Michael se recordó una y otra vez que, pasara lo que pasara con Trevor, su principal objetivo era proteger a Amanda, Tracey y Jimmy. Trevor no podía desmantelar lo que apenas estaba comenzando a reconstruir. Esto significaba establecer límites claros, incluso con un psicópata. Podría ser peligroso, pero era necesario.

Cuarto, la observación. Alex, el programador, recordaba los patrones de comportamiento de Trevor. Sus debilidades, sus disparadores, sus momentos de (rara) lucidez. Michael planeó usar ese conocimiento. No para manipularlo de forma maliciosa, sino para anticiparse a sus estallidos y, quizás, redirigir su energía destructiva hacia objetivos más... productivos para su propio plan.

La espera de la información de Franklin se convirtió en un período de intensa planificación para Michael. Las horas pasaban mientras investigaba oportunidades de negocio y se preparaba mentalmente para la tormenta que se avecinaba en forma de un hombre pelirrojo, iracundo y con una camioneta destartalada. No era solo un jugador moviendo piezas en un tablero; era el arquitecto de su propio destino en este mundo caótico.

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