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Chapter 46 - Capítulo 46: Las Cicatrices Invisibles y la Conversación Necesaria

La batalla contra el Maestro de los Venenos dejó a Peter Parker con más que solo un par de rasguños. Aunque la rápida intervención de Gwen y el nebulizador habían neutralizado la amenaza inmediata, la toxina había logrado infiltrarse en su sistema. Los días siguientes fueron una mezcla de agotamiento físico y una creciente preocupación.

Peter se recuperaba lentamente en casa de la tía May, su fuerza y reflejos disminuidos. El sentido arácnido, siempre su guía infalible, ahora era una cacofonía de zumbidos y punzadas erráticas. A veces, era un hormigueo constante; otras, un silencio inquietante. Su metabolismo acelerado, que normalmente lo curaba rápidamente, parecía estar luchando por procesar los subproductos moleculares de la toxina. Tenía dolores de cabeza punzantes, episodios de mareo y una fatiga que ninguna cantidad de sueño parecía aliviar.

Gwen fue su sombra, su enfermera y su investigadora personal. En el laboratorio del sótano, trabajaba incansablemente, analizando muestras de sangre de Peter y los restos de la toxina. Sus ojos, enrojecidos por la falta de sueño, reflejaban una preocupación palpable.

"La toxina no es letal en pequeñas dosis, Peter," explicó Gwen una tarde, con la tableta en la mano, sus cálculos extendidos por la mesa. "Pero es un neuro-disruptor molecular. Está interfiriendo con las sinapsis de tus nervios, especialmente las que tu sentido arácnido utiliza. Es como si estuviera creando ruido en tu sistema. Y tu metabolismo lo está amplificando al intentar eliminarlo."

"¿Hay una cura?" preguntó Peter, su voz débil. El pensamiento de perder su sentido arácnido, su conexión con la ciudad, era aterrador.

Gwen suspiró. "No una simple. Necesitamos una forma de recalibrar tu sistema a nivel molecular. Es complejo, Peter. Muy complejo. Podría llevar tiempo, y necesito más datos, más investigación." La posibilidad de que Peter quedara permanentemente afectado la aterraba.

Mientras Peter lidiaba con las implicaciones físicas, la tensión en su relación era innegable. Una noche, después de que Gwen lo ayudara con un dolor de cabeza particularmente fuerte, Peter la tomó de la mano.

"Gwen, tenemos que hablar," dijo, su voz grave. "Esto... esto es demasiado. La toxina, los riesgos, la constante amenaza para ti y tu padre. Para nosotros."

Gwen se sentó a su lado en la cama, sus ojos llenos de comprensión y tristeza. "Lo sé, Peter. También he estado pensando en ello."

"No quiero que te pase nada por mi culpa," continuó Peter, la vulnerabilidad en su voz palpable. "Ver a Hammerhead tenerte, sentir esa toxina en mi sistema sabiendo que también pudo haberte afectado... Me aterra, Gwen. No puedo protegerte de todo si sigues estando tan cerca de esto. Si sigues estando tan cerca de mí."

Las palabras colgaban en el aire, un eco de sus miedos más profundos.

Gwen tomó su otra mano, sus dedos entrelazados con los suyos. "Peter, entiendo tus miedos. Créeme, siento los míos también. Pero cuando te vi en el reactor, cuando me guiaste para activar el nebulizador... no fue miedo lo que sentí. Fue... propósito. Un propósito que nunca supe que podía compartir."

"Pero no sabías que ibas a estar en peligro por mi causa," argumentó Peter.

"Siempre estaré en peligro por tu causa, Peter," replicó Gwen con firmeza. "Si eres Spider-Man, y yo te amo, eso me convierte en un objetivo para cualquiera que quiera hacerte daño. Estar en la oscuridad no me hace más segura, solo más vulnerable e ignorante."

Se hizo un silencio. Peter sabía que ella tenía razón, pero el peso de la responsabilidad era inmenso.

"La única manera de que estemos 'seguros' es que yo deje de ser Spider-Man," dijo Peter, la idea causándole un dolor físico.

Gwen apretó su mano. "No. Esa no es la única manera. Esa no es la tuya." Sus ojos se encontraron con los suyos, llenos de una determinación feroz. "Peter, no podemos deshacer lo que somos. Pero podemos controlarlo. Podemos ser más inteligentes. Más precavidos. Pero no podemos renunciar a lo que haces. Y no puedo renunciar a ti."

"Necesitamos límites, Gwen. Necesitamos un plan para cuando las cosas se pongan realmente peligrosas," Peter insistió. "Para cuándo sea insostenible."

Gwen asintió, las lágrimas brillando en sus ojos. "Lo haremos, Peter. Resolveremos esto. Juntos. Como siempre lo hacemos. Pero prométeme que no intentarás apartarme. No de esto. No de ti."

Peter la atrajo hacia sí, abrazándola con fuerza. "Lo prometo, Gwen."

La conversación no había resuelto todos sus problemas, ni disipado sus miedos, pero había reafirmado su vínculo. La toxina había dejado a Peter debilitado, pero el desafío había solidificado la alianza entre Spider-Man y Gwen Stacy, una alianza que ahora se veía forzada a operar con una conciencia aún mayor de los riesgos personales. La investigación de Gwen sobre una cura para Peter se convirtió no solo en un objetivo científico, sino en una promesa silenciosa de un futuro que ambos estaban decididos a forjar juntos.

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