Lo dijo. Y lo cumplió.
En exactamente treinta días, Yong completó cinco misiones de rango C en solitario.Sin errores. Sin demoras. Sin testigos que pudieran comprender del todo quién —o qué— había caminado entre los árboles.
La primera misión fue una emboscada disfrazada.Un pueblo supuestamente asediado por ladrones resultó ser una trampa para reclutar shinobi desprevenidos.Yong descubrió el patrón en cuestión de horas. Se infiltró entre los "civiles", documentó los símbolos de una red clandestina y desmanteló su centro de operaciones antes del amanecer.
La segunda lo llevó al norte, donde los bosques eran espesos y la niebla densa como plomo.Allí, una manada de bestias chakra-mutadas, más rápidas que un jōnin promedio, había comenzado a atacar caravanas. Yong no las enfrentó con fuerza bruta, sino con precisión quirúrgica.Uno a uno, las separó, las cazó, y dejó sus cuerpos enterrados bajo piedras marcadas con sellos de advertencia.
La tercera parecía sencilla: investigar un caso de intoxicación masiva en una aldea aliada.Pero Yong rastreó el problema hasta su fuente: traficantes que vendían venenos adulterados como medicina.En lugar de matarlos, los desarmó, destruyó sus provisiones y entregó pruebas detalladas que desmantelaron la red sin derramar una sola gota de sangre.
La cuarta fue la más insólita.Un noble, paranoico por amenazas falsas, había contratado un escuadrón de guardaespaldas para proteger a sus concubinas durante un festival.Yong fue confundido con uno de ellos. Durante dos días soportó intrigas, intentos de seducción, celos, veneno en el sake, y un extraño atentado... todo sin romper el disfraz ni perder el foco.
—¿Y qué hiciste? —le preguntaría alguien, algún día.—Cumplí la misión —respondería, con su sonrisa calma.
La quinta misión fue simple en apariencia. Entregar un mensaje de paz a una aldea fronteriza en tensión.Pero el camino era hostil, y los interceptores no eran simples bandidos.Dos ninjas mercenarios, entrenados, armados con sellos de sellado y cuchillas de chakra, intentaron asesinarlo.Yong no usó técnicas. No necesitó clones.Su cuerpo pensó por él.Sus ojos calcularon por él.Sus piernas se movieron antes de que el peligro tuviera nombre.
Cumplió. Volvió. Calló.
No alardeó.No se distrajo.No descansó más de lo justo.
Sus informes eran como él: limpios, sobrios, exactos.Sin adornos. Sin excusas.Solo fechas, lugares, condiciones del terreno, análisis táctico, recomendaciones y posibles amenazas futuras.
La recepcionista, al leerlos, no pudo evitar fruncir el ceño.—Estos... son los mejores reportes que he leído en semanas.
Yong no se inmutó.
Solo hizo una leve reverencia.—Gracias por su trabajo.
Y se marchó.
Esa noche, por primera vez en días, se permitió un lujo.
No un onigiri olvidado. No sopa instantánea.Fue al restaurante Akimichi, el más económico de los que aún olía a verdadero hogar.
Pidió una barbacoa para uno.Nada grande. Nada escandaloso.Pero con carne de verdad. Con salsa espesa. Con el humo que duele en los ojos.
Se sentó entre el bullicio, las risas de otros ninjas, y las conversaciones ajenas que se entrecruzaban como cables eléctricos.Por un momento —un pequeño instante— se sintió humano.
Y entonces, como siempre:
Tiiiiin.
[MISIÓN COMPLETADA: 5/5 MISIONES RANGO C – EN SOLITARIO][RECOMPENSA: NEUROAMPLIFICADOR TÁCTICO – SISTEMA AVANZADO DE COORDINACIÓN MENTAL][¿DESEA INSTALAR? Y/N]
Yong dejó los palillos.Respiró hondo. Cerró los ojos.
—Sí.
[INSTALANDO...]
No fue doloroso.Fue como abrir una puerta.Hacia adentro.Un segundo cerebro. Un circuito invisible.Como si su mente pasara de ser un arroyo tranquilo a una red de canales de alta presión.
[INSTALACIÓN COMPLETA][EFECTO: PROCESAMIENTO COGNITIVO +65%][ANÁLISIS DE MULTIPLES OBJETIVOS EN COMBATE][REDUCCIÓN DEL TIEMPO DE RESPUESTA NEURAL EN SITUACIONES DE ESTRÉS TÁCTICO]
Cuando abrió los ojos...la carne sabía mejor.
No por hambre.Sino porque el cerebro lo procesaba todo más rápido.La textura, la temperatura, el matiz de cada sabor.
Pagó sin decir una palabra.Cruzó la puerta.
Y la noche lo abrazó como solo se abraza a los fantasmas.
A la mañana siguiente, el sistema apareció, puntual, como una campanada sin alma.
[¡BUENOS DÍAS, YONG!][NUEVA MISIÓN DISPONIBLE][OBJETIVO: COMPLETAR 100 MISIONES DE RANGO D][RECOMPENSA: SISTEMA DE REGENERACIÓN PASIVA – NANOREPARADOR INTERNO]
Cien misiones.Otra vez, basura.Otra vez, repetición.Pero ahora, su cuerpo sabría cómo curarse solo.
Yong miró sus manos.Callos.Moretones apenas visibles.Pequeños cortes en los nudillos.Trozos de un cuerpo que resistía. Pero que aún era carne.
—En menos de un mes —murmuró, sirviéndose arroz con calma.
No porque tuviera prisa.Sino porque la máquina necesitaba mantenerse en movimiento.
Ya no era solo un shinobi.Ya no era solo un hombre.
Era algo más.
Una máquina viva.Un sistema de guerra sigiloso.Una estructura diseñada para cumplir, reparar, sobrevivir... y repetir.
Y la máquina no se detiene.Jamás.