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Chapter 2 - capitulo 1.2: Gorgo Garilla.

Se escuchaban los gritos de aliento de los hombres, animando a 2 boxeadores, quienes estaban teniendo un crudo intercambio de golpes en el ring.

Uno de los luchadores conecta un poderoso uppercut en la mandíbula del rival, provocando que caiga de espaldas derrotado, con la mirada perdida en la luz colgante del techo. De fondo se escuchaba como el árbitro iniciaba su conteo hasta 10 para definir la derrota de luchador.

En una esquina de la sala, un hombre medianamente bien vestido presencio la derrota del luchador, y al mismo tiempo, la celebración de un gran grupo de espectadores, muchos corrieron a reclamar sus premios de las apuestas.

El sujeto toma camino hasta los vestidores y camina hasta encontrarse con un boxeador: short rojo, guantes blancos, piel morena y la cabeza rapada y cuerpo robusto.

El boxeador mira al hombre y sonríe con felicidad.

― ¿Cómo lo ves, Héctor? ―pregunta entusiasmado el boxeador―Hoy te aseguro que saldré de esa racha perdedora, ¡te lo aseguro! ―

―no lo sé, Gorgo… la veo difícil―le responde Héctor, viendo como su socio lanzaba golpes cargados de entusiasmó al aire―vas a pelear contra una joven promesa, ese mocoso tiene una racha de 11 victorias seguidas…

―Ja… mi racha es más grande, yo tengo 14…― le responde con una sonrisa.

―14 derrotas, desgraciado― se ríe Héctor

―Da igual… te aseguro que gano y nos vamos a llevar un montón de dinero a casa. Recuerda apostar bien ―le dice con emoción Gorgo―. ¿Sí o no, colega?

Héctor solo guardó silencio, sin saber qué decirle.

―Qué aliento me das… ¿Cómo no voy a ganar con ese espíritu? ―le responde el boxeador con ironía.

―búa, lo siento… ¿Cómo dudar de ti, amigo? ― le responde Héctor cambiando la cara.

― ¡esa es la actitud!¡ese Richarzon no sabrá que lo golpeo! ― dice entusiasta Gorgo, saltando de un lado a otro, calentando.

Un hombre se asoma a la puerta y le indica a la dupla que faltan cuatro minutos para iniciar la pelea. Héctor muestra su preocupación nuevamente; Gorgo no tarda en notarlo y dice:

― ¡Confía en mí, Héctor! ¡Vamos a ganar, y así podrás pagar esas cuentas sin necesidad de vender algo! ―exclama Gorgo con una gran sonrisa.

Héctor deja escapar un suspiro lleno de dudas, sin saber en qué pensar.

Gorgo salió del vestuario dando saltos y lanzando golpes al aire, manteniendo el calor de la emoción. Al pasar por la puerta y sentir la luz del ring sobre su rostro, notó cómo la gente lo observaba sin entusiasmo; nadie gritaba para apoyarlo.

Era solo un perdedor enfrentándose a una joven promesa.

Richarzon, un joven que con apenas 22 años había aplastado a los más grandes luchadores que pisaron el ring: once victorias y ni una sola derrota, un debut magnífico.

Gorgo, por otro lado, tenía un largo historial: 21 victorias y 36 derrotas, cosechadas a lo largo de 17 años de lucha.

Durante el último año, Gorgo atravesó una racha amarga: catorce derrotas seguidas. Ahora, con 37 años, las ganas de superar a la estrella del momento eran más grandes que nunca...

― ¿les comió la lengua el gato? ―Se pregunta en silencio Gorgo, mirando las caras que lo observaban en silencio, y sus pasos motivadores eran cada vez más lentos.

Todo se estaba volviendo incomodo. Sube al cuadrilátero, se para en una esquina y se mira cara a cara con Richarzon, el joven le saluda amablemente con un gesto de cabeza,

El saludo alivio los nervios de Gorgo, responde el saludo levantando el puño, no son enemigos, son rivales del momento.

Héctor se posicionó detrás de su compañero, justo a las afueras de la valla del cuadrilátero. Le dio una palmada silenciosa en la espalda a Gorgo.

El luchador exhaló un soplido nervioso, luego sonrió, ocultándose bajo una máscara emocional.

Todos observaban mientras el árbitro ingresaba al cuadrilátero y llamaba a los luchadores.

Richarzon y Gorgo se posicionaron cara a cara en el centro del ring. Por órdenes del árbitro, chocaron los puños como símbolo de respeto. Luego retrocedieron unos pasos hacia sus respectivas esquinas y levantaron los puños, listos para iniciar la pelea.

 ―Señores y mendigos… Damas y Mujeres… en este preciso momento, estaremos por presenciar la ultima pelea de nuestra gloriosa noche― anuncia el presentador desde la caseta de apuestas del lugar.

 ―Hoy se enfrentan los 2 mejores en lo que saben hacer… en la esquina derecha, con 11 victorias desde su debut y ninguna derrota, Richarzon Klade…

 ― ¿Mejores en lo que sabemos hacer?, malditos… se van a…

 ―…y es nuestra esquina izquierda, con 21 victorias, 36 derrotas, quien está atravesando por una terrible racha de 14 derrotas continuas, EL GRAN GORGO GARILLA. ― exclamo el presentador, y tras esas palabras, las carcajadas del público no tardaron.

 ―Malditos mal nacidos… ¡me las van a pagar! Les voy a enseñar quien ganara esta noche, ¡hoy rompo esa racha…!

Gorgo se prepara para pelear, frunce el ceño con molestia. Richarzon toma una postura extraña, el joven estaba parado recto, pero sus brazos parecían estar posicionados como si de artes marciales se tratase la pelea.

―Ahora entiendo porque lo pintan como un caballo prometedor… el muchacho sabe hacer mas que solo boxeo…―murmura Gorgo entre dientes.

Los 3 campanazos resuenan dando inicio al combate, Richarzon toma la iniciativa y da un brinco ligero hacia el frente y amaga a dar una patada.

―esto es Boxeo, no lo hará…―piensa Gorgo mientras ni se inmuta ante la acción del rival.

El joven lanza rápidamente el pie hacia atrás, pateando el suelo y ganando impulso hacia su izquierda. Aprovecha el ángulo vulnerable que Gorgo había dejado expuesto y conecta un izquierdazo veloz en las costillas del veterano.

Gorgo se retuerce ante el impacto y abre los ojos, sorprendido.

Richarzon es increíblemente ágil y preciso...

Si ese golpe hubiera ido a la cara, seguramente me habría dejado atontado de un solo impacto, piensa con inquietud.

Un segundo golpe va, pero es bloqueado por uno de los brazos de Gorgo, en ese momento, Richarzon lanzo una gran cantidad de golpes a la cobertura de su rival, obligando a Gorgo a mantener los brazos firmes.

― ¿Por qué solo golpea a mis brazos? ―se pregunta Gorgo, solo para ver al rival inclinarse a la derecha y levantar el pie otra vez―. ¿…Otra vez?

Pero, en lugar de amagar o moverse de forma extraña, Richarzon estira su pie hacia atrás, usándolo como guía para dar medio giro, alejándose de Gorgo y dándole la espalda.

Ante la exposición de la espalda, Gorgo intenta golpearlo con el puño izquierdo, pero rápidamente el joven da otro giro, golpeando el lado derecho del guante, desviando con facilidad el trayecto del puño, y con su otro brazo, acierta un golpe justo en la nariz de Gorgo.

El público gritaba con entusiasmo ante el acierto de Richarzon, pero, repentinamente, fue golpeado con una increíble potencia en la mejilla. El impacto tuvo tanta intensidad que lo arrojó al suelo.

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El silencio del público llego de forma abrupta, Richarzon se levantó del suelo, agarrándose la cara y contemplando a Gorgo con una mirada temblorosa, la cara le dolía y mucho.

Por otro lado, Gorgo sentía la molestia en la nariz, una gota de sangre fluyo del orificio nasal, pero nada más que eso.

—Es hábil y talentoso, tiene fuerza y es muy rápido… —piensa Gorgo con una mirada hambrienta, levantando otra vez el puño para dar un segundo golpe.

Richarzon saltó hacia atrás para esquivar a su contrincante, pero Gorgo golpeó el suelo con el pie, inclinando su cuerpo hacia el frente y acorralándolo contra las cuerdas. El joven intentó escabullirse por la izquierda, pero Gorgo logró conectarle un fuerte golpe en el centro del estómago, justo antes de que pudiera ponerse a salvo.

El impacto hizo rebotar al joven contra las cuerdas, entregándolo para un tercer golpe que lo lanzó hacia un costado del cuadrilátero. La gente daba gritos de aliento al luchador, esto sobre estímulo a Gorgo, cargándolo con una poderosa determinación.

<< un golpe de suerte le dio cierta ventaja a Gorgo, pero los estímulos externos cargaron su emoción a tope. >>

―… pero, aun así, yo golpeo más fuerte… ―termina Gorgo en sus pensamientos, dando una pisada firme que genero una pequeña vibración en la arena y alzo su puño por 4ta vez.

Sus ojos tenían un fuego renovado nunca visto y una sonrisa torcida, lanzo el golpe con total fuerza. Richarzon alzo sus brazos listo para cubrirse del golpe, pero el impacto le entumeció los brazos y lanzo a una esquina del cuadrilátero. Los golpes de Gorgo, trataban a Richarzon como papel.

<< en sus 14 derrotas, Gorgo nunca había podido acertar un solo golpe, a pesar de ser excesivamente fuerte, era muy lento y predecible. Pero con entrenamientos pasados y la necesidad de salir de su a vergonzante racha, corrigió ese defecto con análisis táctico, algo que un bruto como él apenas podía comprender. >>

Los nudillos del puño izquierdo de Gorgo acariciaron el piso del cuadrilátero en su trayecto con una subida de altura repentina, conectando un uppercut justo debajo de la mandíbula de Richarzon, alzándolo lentamente y arrastrándolo a las alturas.

El joven aterrizó de espaldas fuera del cuadrilátero, con la mirada nublada.

El árbitro descendió de la arena y se colocó junto a Richarzon, iniciando la cuenta reglamentaria.

—Uno… dos… tres… cuatro… —Gorgo tragó saliva, con los ojos clavados en el cuerpo inmóvil de su rival.

—Cinco… seis… siete… —El público entero estalló en gritos, rogando que Richarzon se levantara.

—Ocho… nueve… diez.

Richarzon no reaccionó. Había quedado inconsciente. El árbitro levantó el brazo de Gorgo y lo declaró vencedor.

La mirada de Gorgo se iluminó como nunca. Levantó los brazos al cielo, desbordado de emoción.

Lo logré…

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